viernes, 19 de abril de 2013

LOGO-EDUCACIÓN. Una perspectiva educativas desde Viktor Frankl

Lic. Ruben H. GUMILLA
                                                                           
La Logoterapia de V. Frankl

 parte de la tesis de que

 toda configuración de la vida plena de sentido depende,

 incondicionalmente,

del descubrimiento y puesta en obra de valores.

Alfried Längle.

¿Qué entendemos por “educación”?

Etimológicamente nos encontramos con dos raíces:

ó Educere: Tarea  de conducir, faz directiva y ordenadora.

ó Educare: Esta última dice de la tarea de sacar desde dentro, hacer brotar.

Teniendo en cuenta ambas expresiones y conciliándolas podríamos decir que en la tarea de educar tiene que tenerse en cuenta la personal expresión interior y al mismo tiempo guiar ese potencial hacia… un fin. No es una u otra, sino la una con la otra.

Esto quiere decir que en el hombre no está todo por hacerse, sino que hay algo que trae personal e individualmente, único e irrepetible, que no hay que desconocerlo, ni olvidarlo; hay que hacerlo nacer, potenciarlo y, orientarlo;  esta es la otra dimensión constitutiva de la educación.

Cuál de las dos dimensiones sea primero en la práctica, tendrá que juzgarlo el docente según las características de los alumnos que tiene en frente, así entonces tendrá que descubrir qué conviene aquí y ahora. Considerar sólo una de las partes constitutivas sería reducir la educación, como se hace muchas veces, a una manipulación o a un caos sin ninguna dirección.

La Logo-educación no es una “donación” de sentido, no es el educador el que da el sentido a cada planteo; sino que es un despertar, un apoyo, una guía para la búsqueda y hallazgo personal e individual del sentido.

Con la presentación de posibilidades y ejemplos concretos de respuestas existenciales a cada cuestión que plantea la vida en cada etapa y en cada situación, el logo-educador “abre” y “amplía” la reflexión intelectual, emocional y práctica para que cada quien pueda responder de una manera completamente libre y personal. Este hallazgo de sentido está ligado a una libre elección y autodeterminación a partir de la libertad y la razón, por medio de la conciencia y el lenguaje. La Logoteoría de Frankl, creemos, es auténtica y eminentemente educativa-pedagogía.

Encontramos en el rol del Logo-educador y del Logo-terapeuta un punto en común muy significativo: el servicio a otro, para su propio crecimiento y desarrollo en la tarea de la auto-construcción.

Otro punto fundamental es el trabajo con valores que tanto uno como otro ponen en juego en su tarea orientadora. Los Valores, tienen que ser verdades significativas. Entendemos la verdad como des-ocultamiento, desvelamiento. Indica una previa concepción del ser como lo escondido u oculto que, cuando es conocido y sentido verdaderamente se desoculta y se muestra.

Un valor es significativo cuando aviva y despierta en las personas su voluntad de sentido.  La verdad del valor tiene que iluminar la inteligencia, pero el corazón también. La verdad es para el hombre integral.

 

La Logo-Educación…

Es un proceso personal, integral y significativo que implica ciertas condiciones:

1.    Educación del cuerpo. El movimiento corporal, el training físico y la fuerza vital (alimentación, descanso, ejercicio, salud, etc.) son supuestos necesarios para la vivencia de valores. Experimentar, sentir el propio cuerpo como el sostén que me permite ser y estar en este mundo, darme cuenta de sus límites, de su resistencia; lo que ofrece resistencia, sostiene. Es preciso vivenciar el cuerpo en su triple función: instrumental, expresivo y existencial. Es mi primera vivienda, el primer espacio donde habito, es el vehículo que transporta la vida.

2.    Educación del pensamiento, para la reflexión de acontecimientos, hechos y realidades. Educa el pensamiento crítico es aprender a discernir, a seleccionar y ser escrupulosos en un mundo desbordado de información, imágenes, estímulos, mensajes contradictorios. Aprender a discernir lo que es importante y tiene sentido de lo que no lo es, percibir los 10.000 mandamientos que se le ofrecen en las 10.000 situaciones que tiene y tendrá que vivir cada uno, saber de lo que uno puede hacerse cargo y de lo que no…  Esto permitirá “resistir”, con una conciencia alerta, al conformismo y al totalitarismo.

3.    Educación de las emociones y sentimientos. Experimentar-se, permitir-se sentir y tomar conciencia de ello. La Logoterapia de V. Frankl parte de la tesis de que toda configuración de la vida plena de sentido depende, incondicionalmente, del descubrimiento y puesta en obras de valores. Los valores no son algo pensado: valor es lo que sólo puede ser sentido “con el corazón”. Los valores son contenidos espirituales, que mueven al hombre afectivamente, suscitan emociones. El sentimiento del valor es una conmoción interior, un ser sobrecogido, en el que claramente se percibe que se trata de mí. Todo lo que es capaz de provocar semejante movimiento es un “valor personal”: esto puede ser otra persona/s, una cosa o una vivencia.

4.    Educación para la libertad, aprender a elegir, a tomar decisiones fundamentadas en conocimientos, sentimientos y reflexiones. Al mismo tiempo es necesario saber que toda elección implica la renuncia a todas las otras posibilidades no elegidas. Aquí se encuentra el ámbito de las actitudes como hábitos de pensamiento pero que se manifiestan en comportamientos; estas no son heredadas, sino aprendidas, entonces la persona puede elegir la que desee adoptar en su estilo de vida, usando de su libertad. El hombre es libre “de” todos los condicionamientos y circunstancias y es libre “para” el dominio interno, para el sufrimiento que no puede modificar. La educación de nuestro tiempo tiene que ser  para la libertad responsable (aprender a dar respuestas) y ser responsable significa tener una conciencia clara y despierta, formada en valores y actuar de acuerdo a esa conciencia.

5.    Educación para el diálogo con uno mismo y con los demás y con el mundo: confrontación con uno mismo y con los demás en las circunstancias cotidianas que nos toca vivir. En el diálogo el individuo se descubre a sí mismo y descubre el tú. En el diálogo se conocen las semejanzas y los límites. El diálogo es una herramienta fundamental en las sociedades pluralistas y democráticas. La actitud de diálogo previene las posiciones absolutas y totalitarias que siempre son injustas.

6.    Educación para obrar, para actuar y movernos hacia lo que hemos determinado como valor, como fin; en ello está la felicidad.  El obrar se orienta y se guía por valores y actitudes. La acción o el obrar es la respuesta, la conducta que expresa lo que ha sido discernido, sentido y valorado y también decidido libremente.  Es imposible no responder, no expresarse, aún el no hacer nada es un modo de expresión. El logo-educador enseña a dar respuestas libres, auténticas, propias, responsables consigo mismo y con el mundo. El obrar es la auto-trascendencia al mundo.

7.    Educación para la trascendencia, como la capacidad de ir más allá de uno mismo, sobrepasar-me. Normalmente la trascendencia remite a la condición de lo que se halla más allá de la experiencia. Tiene también el sentido de la acción con que el sujeto se orienta hacia lo exterior o más allá de él mismo. Es levantar la vista y mirar más allá. Es fundamentalmente la realidad del amor y de los valores. Una educación para la trascendencia implica necesariamente el encuentro vivencial del educando con los valores. La educación en valores en la transmisión, clarificación y vivencia de los mismos, ayuda a nacer lo mejor de las posibilidades humanas y a despertar en la conciencia del educando el llamado a la trascendencia.

 

No podemos enseñar valores, debemos vivir valores, podemos dar un ejemplo de lo que vivimos, de que nuestra vida está llena de sentido. No queramos dar una respuesta intelectual a todo lo que puedan plantear los educandos, la respuesta con palabras no alcanza y muchas veces no dice nada: tiene que ser existencial, nuestra existencia es la respuesta, una sugerencia o una invitación.

La propia naturaleza humana pide un sentido, ese es nuestro deber y frente a la necesidad de sentido hay que responder, es fundamental la responsabilidad.

Dijo una vez Einstein: “Quien siente su vida vacía de sentido, no solamente es desgraciado sino apenas capaz de sobrevivir” (en su libro: Mi visión del mundo). Es un hecho: el hombre sólo puede sobrevivir cuando da una orientación a su vida y esto es una cuestión de valores; es necesario, entonces, tener la capacidad de trascender-se, ir más allá de sí mismo. El educador pro-mueve la responsabilidad por la búsqueda de sentido en el educando, a través del testimonio de su sentido.

El logo-educador  no emite juicio de valor sobre algún hecho, sino que comprueba el valor que la persona da a las realidades (la vida, el trabajo, el amor, la familia, el sufrimiento, etc) Su actuación no es moralista sino fenomenológica, traduciendo los conocimientos  y la experiencia del hombre común a lenguaje científico para después volverlo a traducir al lenguaje del hombre de la calle. El educador inspirado en esta corriente existencial sabe que él no da el sentido, sino que tiene que enseñar a buscar y encontrar un sentido.

El objetivo del logo-educador será:

ü    Reflexionar los elementos antropológicos.

El hombre es un ser cuyo principal motivación consiste en cumplir un sentido que se lleva a cabo mediante el contacto y la realización de valores, y no en la mera gratificación y satisfacción de sus impulsos e instintos.

ü    Enseñar a discernir los elementos socio-culturales.

 Mostrando lo que la sociedad propone a las personas, que apunten a tomar conciencia de la necesidad de buscar un sentido y dar una respuesta: conciencia y responsabilidad.

ü    Invitar a ocuparse de realidades espirituales como la voluntad de sentido.

ü    Despertar del estado de latencia la voluntad de significación.

 

El testimonio claro y distinto es más efectivo que las palabras, tienen más influencia los hechos que los dichos; aunque una palabra a tiempo puede resultar efectiva cuando la receptividad mental se intensifica con motivos de circunstancias externas.

 

Prof. Lic. Rubén H. Gumilla

                                                                                                                       rubengumilla@hotmail.com